Él, vio reírse a la tristeza.

Él, vio reírse a la tristeza.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Melendiii :)









Actualmente el Nª9 en los 40 principales


 Lagrimas Desordenadas a alcanzado esta semana el numero 9 de la listade los cuarenta principales.



Hoy no me salen las palabras, nose sera q vengo a ablarte de amor.


ABC entrevista :)

– Estás a tope. Grabas un nuevo disco y te conviertes en la cara más popular de uno de los programas de televisión más vistos. ¿Dirías que estás atravesando el mejor momento de tu vida?
– Sí, es uno de los mejores profesionalmente, pero junto a que es el mejor momento en lo personal. Creo que esa mezcla hace que ese sea el mejor momento de mi vida, sin ninguna duda.
– Has comentado que con el anterior disco te quedaste vacío, y que escribir éste te costaba mucho. Que componías treinta canciones y la mitad las tirabas a la basura…
– Bueno, por no decir todas.
– ¿Y cómo resulto finalmente la gestación de «Lágrimas desordenadas»?
– «Volvamos a empezar» fue un disco en el que saqué mucha mierda fuera, muchas cosas que llevaba dentro, que hablaban de mí. Al terminarlo me quedé completamente vacío y me entró una especie de ansiedad. Pensé: «¡Hostias, macho, de qué hablo yo ahora, que tengo que hacer un disco!». Fue esa misma ansiedad la que me hacía escribir muchas canciones y tener una crisis incluso personal. Estaba histérico. Fue horroroso.
– ¿Notabas esa presión de la compañía para grabar y publicar un disco?
– Yo ya no tengo esa presión. Lo que pasa es que necesito estar ocupado y trabajar, por mi salud mental. Y, además, la música me encanta. Trabaje o no, estoy tres o cuatro horas al día tocando un instrumento, ya sea el piano o la guitarra, porque es lo que me evade. Dice mi madre que, «cuando el demonio se aburre, espanta moscas con el rabo». Yo soy ese.
– ¿Y sigues fumándote el «porrito» de marihuana para componer?
– Hace mucho tiempo que no me hace falta. Todos hemos tenido nuestras épocas de todo, y lo que me diferencia a mí de los demás, es que mi vida ha estado a la vista de todo el mundo. Yo tengo muchos amigos que ahora son padres de familia y que tela marinera cuando tenían 20 o 25 años. Eso es algo lógico y normal.
Melendi: «Ya no me hace falta el porrito de marihuana para componer»
– ¿El incidente del avión dice que le cambió la vida?
– Sí. A mí la fama me alcanzó muy joven y muy inmaduro. La vida que empecé a llevar repentinamente tenía que explotar por algún lado. Y lo hizo allí, por lo que pido disculpas a los pasajeros. Pero explotó en un sitio que no tuvo gravedad ni consecuencias. Sin embargo, yo llegué a mi casa y pensé que algo estaba haciendo mal. Traté de averiguar qué era, únicamente para ser feliz y estar contento conmigo mismo. Eso sí, una cosa es que a mí me sentara bien el cambio y otra que yo pueda estar de acuerdo en lo que sucedió en el avión. Pero no me arrepiento de nada.
– Enumera tres cosas en las que hayas cambiado desde entonces.
- He cambiado mi manera de afrontar la fama implícita a mi trabajo, uno de mis modelos de conducta y, desde soy padre, muchos modelos de pensamiento que tenía equivocados.
– ¿Y tres en las que no?
– Lo demás sigue siendo exactamente lo mismo. Creo que he vivido un proceso de madurez normal y absoluto. Ahora tengo 34 años y dos hijos. Lo que me pasa a mí es ni más ni menos lo que le pasa a todo el mundo.
– ¿Y el cambio de «look» al quitarte las rastas responde a esa misma transformación interior?
– Yo creo que sí. Lo cierto es que me estaban pasando cosas maravillosas y no era una persona feliz. Todo el mundo me felicitaba y yo debería haberme sentido bien, pero no era así. Entonces, me propuse empezar a cambiar y, además, marcar ese cambio por fuera, porque cuando empiezas una transformación interior, está bien levantarse todos los días, mirarse al espejo y ver ese cambio. Y a mí con las rastas me pasó eso, aunque las tengo guardadas por el cariño que les tengo. Con ellas alcancé el éxito, pero esa época de mi vida pasó, y ahora, a otra cosa mariposa. Las rastas son como la camiseta de un equipo de fútbol, las sientes o no las sientes, y yo ya no las sentía.
– Después de 7 discos y más de un millón de copias vendidas, ¿qué te ha llevado a participar en «La Voz»?
– Precisamente eso, que llevo 12 años en un bucle de grabación, promoción y conciertos, y vuelta a empezar cada dos años. Y no es que quiera parar, pero me doy cuenta de que o abro nuevos horizontes o me estanco. Son 12 años con la misma gente y haciendo las mismas cosas, por lo que llega un momento en que necesitas ponerte a prueba, conocer tus límites, andar con gente diferente…
– Podrías haber escogido otros caminos que no sean «La Voz».
– Ligados a lo que a mí me gusta, laboralmente hablando, no hay gran cosa. Y me han ofrecido películas, pero no me apetecen. Es más complicado de lo que parece. Cuando me llegó la oferta de «La Voz», tuve reticencias y hablé con «coaches» internacionales que me hablaron de la seriedad del proyecto. No hay que olvidar que son 40 países y es número uno en audiencia. Y, además, la carrera que se ofrece como premio, tres discos en una compañía como Universal, también es seria. Así que, después de darle muchas vueltas, me lanzo. En realidad me apetece salir de lo otro, que también me gusta, pero se hace monótono.
– Sin embargo, al Melendi que ha criticado a las discográficas por sacar reediciones y todo tipo de merchandising ajeno al disco…
– ¡Y lo sigo haciendo! De hecho, cuando firmé contrato con Warner Music, la condición que puse fue que no publicaran reediciones de mis discos.
Melendi: «Ya no me hace falta el porrito de marihuana para componer»
– Ya, pero ese Melendi más rebelde no parece pegar mucho en este tipo de programas como «La Voz» u «Operación Triunfo».
– No tiene nada que ver uno con otro. Y no critico a «Operación Triunfo», pero en «La Voz» no se pretende cambiar absolutamente a nadie. A este programa tú llegas con tu personalidad y nadie trata de llevarte por un camino que no es el tuyo. Además, yo estoy convencido de que el talento no se enseña, sino que se tiene o no se tiene, y punto. Yo lo que puedo hacer ahí con esos chavales es aconsejarles sobre lo que tienen que firmar y no, y sobre de quién se tiene que rodeas y de quién no. Si alguien me hubiera cogido a mí hace nueve años y me hubiera dicho «esto no lo firmes, rodéate de éste y manda al otro a la mierda», te juro que a mí me hubieran ahorrado nueve años de sufrimiento y muchísimos quebraderos de cabeza. Eso es lo que yo trataré inculcar al ganador y a los otros que salgan de aquí con alguna posibilidad de hacer una carrera. Musicalmente hablando yo no les voy a dar ningún consejo.
– ¿Entonces tú sólo están aportando consejos comerciales o profesionales?
– Es que son los fundamentales. La industria discográfica está repleta de cacos. A mí me las han hecho de todos los colores y este es un mundo muy peligroso.
– Pon un ejemplo.
– Un manager que tuve hace años negoció tres equipos de sonido a la vez para una gira, cobrando la comisión previa antes. Y cuando yo fui a negociar con la persona que solía hacerlo, me dice que no puede firmar conmigo porque hay tres contratos en litigio. Tres equipos por los que yo pagaba 26.000 euros por cada uno y por concierto. Y esto es una entre un millón de la que te pueden hacer.
– Si a «La Voz» os presentarais únicamente Rosario, Bisbal, Malú y tú, ¿quién crees que ganaría el programa? Me refiero a que tipo de voz tiene las características como para ganar en un programa como éste.
– Yo creo que Malú y Bisbal. Pero la voz no lo es todo para ser artista. Rosario, quizás sea la más artista y sin embargo no puede ganar un concurso que se llame «La Voz». Y yo tampoco podría, porque yo soy más compositor. Cada uno somos diferentes. Y Malú y Bisbal son unos privilegiados de la voz, hacen lo que quieren.
– De hecho tú has dicho que no cantas bien. ¿Crees que se puede triunfar sin una buena voz?
– Yo creo que lo que hace falta es coherencia. Yo las canciones que compongo con una voz lírica es como un santo para de dos pistolas., no tiene sentido. Sin embargo, lo que yo compongo con mi voz tiene una correspondencia y una coherencia y por eso funciona.
– ¿Podrías decirme algún cantante que consideres que no tiene una buena voz, pero que a ti te apasione?
– Sabina. Pero no es que no tenga una buena voz. La tiene buena en su estilo y es coherente con lo que hace. Él no necesita más que abrir la boca para llenar un escenario. Es el reflejo y la imagen en el que todos los cantautores de habla latina se miran, aunque no tenga una gran voz. Pero lo que dice está muy por encima de todo eso.
– Si no hubieras triunfado, ¿te imaginas haciendo colas interminables para presentarte al casting de «La Voz»?
– No lo sé, a lo mejor sí. Pero para decir si lo haría o no lo haría, uno tiene que haber nacido con esa cualidad, y saber que tiene ese potencial. Si no lo has tenido nunca, ni te puedes plantear si te presentarías o no, porque no lo sabes. Tú te puedes decir que eso va contra tus principios, pero lo cierto es que nunca he tenido esa gran voz.
– Pero te has convertido en el «coach» más querido.
– Porque era el más desconocido, el que más fácil tenía sorprender al público
– Lo que sí parece es que te lo pasas bien en este nuevo papel.
– Es un programa muy fácil para nosotros, en el que sólo hablamos de música, que es de lo que sabemos. Es un formato que te da las armas para estar tranquilo y disfrutando. Y cuando uno se lo pasa bien y la compañía es buena, pues estás a gusto.
– Bueno, y ahora lo que todo el mundo quiere saber. ¿Quién va a ganar «La Voz»? ¿Qué participante es tu ojito derecho?
– En mi grupo tengo varios, pero voy a respectar y no decirte uno de ellos, porque no me parece correcto. Te diré mi favorito fuera de mi equipo: Rafa, el heavy. Pero para mí, dentro de mi grupo, hay favoritos por encima de él.
– Y tú, ¿te escogerías como «coach»?
– No, conmigo no me iría.